UN VECINO DE TARRAGONA dedicó toda la tarde de ayer a limpiar su casa a pesar de que hoy lunes por la mañana iba a venir la asistenta a hacer lo mismo. “Me da vergüenza que la mujer se encuentre con demasiada suciedad”, explicó, “aunque venga precisamente para eso, no quiero que piense que soy un asqueroso”.
En realidad no hizo una “limpieza a fondo” sino que se limitó a “dejar la casa preparada para que se pudiera limpiar bien”, en sus propias palabras. Para ello, dedicó cuatro horas para quitar de en medio u ocultar “lo más gordo”.
Por ejemplo, los cuartos de baño los dejó como una patena porque no quería que la asistenta tuviera que “ponerse guantes para limpiar los sanitarios”. “Sé que los guantes de goma a mucha gente le provocan reacciones cutáneas”, explicó. “Y puede que sea el caso de mi asistenta, aunque no quiera decírmelo”.
La ropa la dejó totalmente lavada y planchada porque le da “pudor” que una persona extraña manipule las prendas textiles que están habitualmente “en contacto con mi cuerpo”.
Luego pasó la escoba, la fregona, la aspiradora y el polvo por todo el salón, pasillo y habitaciones, pero esto lo hizo “simplemente para ir adelantando un poco”. “Pero hubo cosas que no me dio tiempo a hacer”, relató, “como por ejemplo limpiar la sangre y vísceras de jabalí que hay por toda la nevera y en la pared de la cocina”.
A la pregunta de si hoy lunes la asistenta se encuentra con que no tiene prácticamente nada que hacer, respondió: “pues entonces espero que podamos sentarnos y charlar un rato”.
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