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Los fiscales de Nueva York se reunirán con los abogados del ex jefe del FMI Dominique Strauss-Kahn este mismo miércoles para discutir si el caso de agresión sexual en su contra puede resolverse mediante una retirada de los cargos o un acuerdo de aceptación de culpabilidad, según The New York Times.
La próxima aparición en el tribunal está programada para el próximo 18 de julio. Los fiscales afirmaron que el caso se ha debilitado debido a las dudas surgidas en torno a la credibilidad de la supuesta víctima.
A la cita de este miércoles podría acudir el propio fiscal del distrito, Cyrus R. Vance Jr. Sin embargo, según el NYT -que cita a un destacado funcionario del orden público- probablemente los fiscales no tomarán una decisión este miércoles sobre si retirar el caso u ofrecer un acuerdo porque siguen reuniendo evidencias. Pese a las dudas sobre la credibilidad de la denunciante, la acusación mantiene que todavía hay evidencias de un ataque sexual.
Sin embargo, según el diario neoyorquino aún no está claro si estas evidencias son suficientes para que los fiscales consigan que DSK se declare culpable de ciertos cargos. Es posible que el acuerdo implicase una declaración de culpabilidad por un delito menor, que no supusiese prisión y permitiese al político regresar a Francia.
Sin embargo, la defensa de DSK dijo el viernes pasado que su propósito es que se desestimen todos los cargos contra su cliente. Según el diario neoyorquino, los abogados del político dijeron la semana pasada que su cliente no se declarará culpable de ningún crimen a menos que la acusación tenga evidencias de peso. En ese caso, la Fiscalía se vería obligada a retirar los cargos o ir a juicio.
El giro del caso
Strauss-Kahn, de 62 años, fue arrestado el 14 de mayo en el aeropuerto JFK de Nueva York y más tarde fue forzado a renunciar como director gerente del Fondo Monetario Internacional.
Pero las revelaciones de que la denunciante mintió acerca de que había sido violada en Guinea en una solicitud de asilo a Estados Unidos y de que cambió detalles de su relato sobre lo que hizo luego del incidente en la suite del hotel de Strauss-Kahn pusieron en duda su credibilidad.
Un juez liberó a Strauss-Kahn de su arresto domiciliario y levantó las estrictas condiciones de su fianza el viernes, aunque aún persisten graves cargos en su contra, incluyendo agresión sexual e intento de violación.
Antes del escándalo, Strauss-Kahn era considerado el favorito para la carrera presidencial de Francia.
El martes, en París, la escritora francesa Tristane Banon presentó una denuncia acusando al político de intentar violarla durante una entrevista en su apartamento de la capital francesa en el 2003, cuando ella tenía 22 años.
Los abogados de Dominique Strauss-Kahn y representantes de la Fiscalía de Nueva York se reunieron ayer para analizar la posibilidad de una salida pactada del caso. Los fiscales podrían estar buscando que el ex director del FMI se declare culpable de algún delito menor, que no suponga tiempo de cárcel, evitando así el riesgo de un juicio con resultado incierto para ambas partes. Pero de momento la defensa de Strauss-Kahn sigue apostando por que el caso se archive a raíz de la descubierta falta de credibilidad de la mujer que le acusa de agresión sexual. Todo dependerá de la consistencia de las pruebas que la acusación pueda poner sobre la mesa. La próxima comparecencia del político francés ante el juez sigue programada para el día 18.
Los fiscales consideran que hay pruebas suficientes para continuar con el proceso judicial e intentar probar en juicio que el encuentro sexual mantenido entre Strauss-Kahn y la limpiadora del hotel de Manhattan, sobre el que no parece haber dudas, fue forzado y no voluntario. Pero la falta de credibilidad de la mujer, por falsedades sobre su pasado y por su conexión con actividades irregulares, puede hacer dificil convencer a un jurado popular.
De acuerdo con el recuento hecho por «The New York Times», pruebas de ADN han demostrado que semen de Strauss-Kahn fue hallado en la ropa de la limpiadora, indicando que efectivamente hubo una situación sexual. Su carácter forzado vendría corroborado por la angustia expresada por la mujer a varias personas cuando refirió lo ocurrido a cada una de ellas: cuatro empleados del hotel, que testificaron que la mujer estaba «trastornada», y dos policías.
Los registros electrónicos de la llave utilizada por la limpiadora indican que previamente ésta nunca había accedido a ninguna de las habitaciones ocupadas por Strauss-Kahn en el Sofitel en anteriores estancias, lo que vendría a descartar la hipótesis de una relación inapropiada mantenida en el tiempo. Además, el encuentro en la habitación 2806 parece haberse producido de modo casual: después de que la mujer limpiara la 2820, y solo entrando en la suite de Strauss-Kahn cuando otro empleado llamó a la puerta sin obtener contestación alguna. Esto desmontaría la sospecha de un deliberado intento de extorsión.
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